25 de junio de 2008

El Templo del Mal

Parece ser, que un tal señor llamado Fernando Gonzalez Viñas ha conseguido ver una sucursal del Templo en Cordoba. Y si no, lean:

"En la calle del Infierno, como no podría ser de otro modo, han instalado el Templo del Mal. Parece una atracción cualquiera, escondida, camuflada más bien entre el Castillo Fantasma y el Ratón Vacilón. He pensado sacrificarme por la humanidad feriante y entrar en el templo y, con suerte, salir con vida después de haberle arrancado al dios que allí se venera alguna de sus ofrendas. Desconozco quién ha instalado el Templo del Mal justo frente al estadio de fútbol del Arcángel y si algún ex presidente cordobesista despechado tiene algo que ver con el asunto. Ya les digo que he intentado ser quien se inmolara si con ello les podía contar lo que sucede dentro. Lo intenté, pero el Templo del Mal estaba cerrado a cal y canto. Supuse que el mal se tomó unas horas libres y disimulé contemplando la magnificencia del Castillo Fantasma. Algunos nuevos ricos de la ciudad no han sabido valorar la inmensidad del Castillo Fantasma. En vez de instalar uno en su casa para deslumbrar a los vecinos se dedican a construirse esculturas con su propio rostro o a transformar una humilde y típica casa en la calle Judíos en un falso palacete califal con su falsos arcos y sus falsas columnas y su falsa puerta mora. Como no me cabe el castillo en mi casa -me conformaría con que cupiese un futbolín de madera con los jugadores pintados del Madrí y del Barça-, entré para hacer tiempo hasta ver ese ignoto Templo del Mal. Lo que allí vi es mejor no describirlo porque creí que los fantasmas eran otra cosa pero al menos me quedó la sensación de no saber en qué piso del edificio me encontraba. De hecho, estoy por escribirle al Ayuntamiento para que instalen el susodicho castillo en el lugar que había reservado para el Palacio del Sur. Podría ser una solución barata y tendríamos en la ciudad un nuevo edificio emblemático.

Al salir del castillo me dirigí al inquietante Templo del Mal. Seguía cerrado. Todo alrededor parecía siniestro y comencé a observar como padres de trajes grises montaban a sus niños en la atracción del Ratón Vacilón y se marchaban disimuladamente mirando de reojo. Huelga decir que aquellos niños se los zampaba el Ratón Vacilón. Lo juro. Aquellos niños quedaban engullidos por aquella atracción ratonil y nada más se ha sabido de ellos. Desde que comenzó la Feria han podido ser cientos de niños, miles quizá. No me atrevo a afirmarlo con rotundidad pero creo que el Ratón Vacilón y el Templo del Mal comparten objetivos y están intercomunicados por túneles secretos. Mucho me temo que los niños entran por un sitio y son llevados al otro, en donde son transformados en muñecos de peluche que luego te tocan en la Gran Tómbola, mera franquicia del Templo del Mal."

Tened cuidado, que el Templo esta creciendo. Extended nuestro mensaje alla por donde paseis.

Informacion robada de eldiadecordoba.

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